El internet en los últimos 50 años se ha convertido en una herramienta necesaria para nuestra vida cotidiana. La utilizamos para realizar tareas comunes como realizar pagos, compras, acceder a la información; y hoy en día inclusive para lograr la automatización de nuestros hogares y sitios de trabajo. Nuestro país no es la excepción. El Ecuador se ha convertido en un referente en la región ya que alcanza el 80 % de la penetración de internet.

En la actualidad, el acceso a internet no solo es realizado por usuarios humanos sino también por dispositivos de toda índole como refrigeradoras, autos, relojes, electrodomésticos hasta controladores de aire acondicionado que regulan a través de complejas rutinas la temperatura de un lugar, etc. A esto se conoce como el internet de las cosas o IoT por sus siglas en inglés (internet of things).

Según estudios realizados, para este año existirán más de 26 mil millones de dispositivos conectados ya sea al internet o a redes privadas.

De acuerdo a Deloitte cualquier cosa que se pueda imaginar podría ser conectada a internet e interaccionar sin necesidad de la intervención humana sino a través de una interacción de máquina a máquina, o lo que se conoce como una interacción M2M (machine to machine) o dispositivos M2M.

La interacción entre los IoT han cambiado la vida diaria ya que la generación de la información, análisis y toma de decisiones la realizan los propios dispositivos según las configuraciones realizadas. Por ejemplo, piense en el frigorífico de una casa, dónde se conservan los alimentos que, a su vez, tienen una fecha de caducidad. En este escenario, se podría conectar el frigorífico a internet para que avisara al usuario a través de su teléfono móvil, de cuando caducan los alimentos, si hay una variación de temperatura por alguna avería, si algún alimento se ha terminado o simplemente el consumo de electricidad en base al número de veces que se abre la puerta de la nevera.

La aplicación de las IoT no esta limitada al uso en el hogar sino que su utilización se ha extendido a la industria en todos los giros de negocio. En muchas plantas de producción dispositivos y sensores conectados a la red permiten analizar los datos, generar alarmas y mensajes que son enviados a los distintos usuarios para que tomen las acciones necesarias o incluso iniciar protocolos de actuación de forma automática, sin interacción humana, para corregir o tratar dichas alarmas.

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